Reflexiones Virgo-Piscis sobre el Servicio y el Sacrificio

Desmantelando mitos astrológicos.

Ascendente en Leo, Capricornio colgando en la Casa 6, y aquí estoy, zambulléndome en el cosmos, buscando algo de verdad. Cada vez que el mundo susurra ‘servir a los demás’ para ser bueno, siento cómo se me escapa el alma, vagabundeando por callejones de dudas. Pasé años, noches enteras, tratando de desenredar esa culpa, esa vieja melodía que siempre busca consorte.

Entonces llegó Bashar, con su voz canalizada a través de Darryl Anka, bailando en la misma pista que los Anka de Argentina y de las viejas melodías de Paul. ‘Ser uno mismo’, eso es lo que zumbaba en mis oídos, un mantra de libertad, sin dioses ante los que arrodillarse, sin perdones que mendigar.

Y aquí están, Virgo y Piscis, esos viejos amigos del zodiaco, siempre etiquetados con ‘servicio’ y ‘sacrificio’. Pero, ah, si los miras bien, si realmente los ves, cuentan una historia más profunda, un susurro de algo más salvaje, más real.

Virgo, con su llamado a servir, no es más que un artista perfeccionando su arte, encontrando gozo en la utilidad, en la habilidad de ser útil para alguien. Y Piscis, el etéreo, el cambiante, ¿sacrificio? Más bien una danza constante con la identidad, nunca pudiendo saber qué es ser uno mismo. Quizás el verdadero acto de sacrificio de Piscis es ser Piscis.

Lo cierto es que Virgo quiere ser perfecto. Y Piscis, no puede evitar dejarse llevar. Quién dijo que que buscan servir a los demás? No, están cantando su propia canción.

Entonces, ¿de dónde salió esta idea, este mantra desgastado de que hay que encogerse, menguarse para servir a los demás?

Queridos amig@s, la astrología, ese viejo mapa estelar, nos guía a las esencias, a esas verdades brillantes. Todos podemos ser faros para los demás, pero, bueno, realmente resplandecemos, realmente arrojamos luz, cuando bailamos al ritmo de nuestro propio sol.