La Diferencia entre 'Intención' y 'Anhelo': una Perspectiva a través de los Elementos Fuego y Agua
El comienzo de la materialización.
Explorar la diferencia entre "tener intención" y "anhelo" a través de los elementos de "Fuego" y "Agua" ofrece una perspectiva rica y simbólica sobre cómo abordamos nuestros deseos y aspiraciones.
Los maestros de la manifestación siempre dicen que para lograr construir nuestros deseos en el mundo físico, o sea, manifestar nuestros sueños, el primer paso es fijar una “intención”.
Entonces, veamos la diferencia entre “anhelo” e “intención”, los cuales sólo funcionan cuando formamos una “comunidad” entre ellos.
Anhelo (Agua): La Profundidad de la Nostalgia
El anhelo, asociado con el elemento Agua, se asemeja a un océano profundo y a veces turbulento de emociones y deseos. Es la sensación de buscar algo que sentimos nos falta, un deseo nacido de una sensación de vacío o carencia. El anhelo es como una corriente subterránea que nos lleva a ansiar lo que no tenemos, a menudo envuelto en una capa de nostalgia y emoción profunda.
El elemento Agua, con su conexión con la profundidad emocional, simboliza la naturaleza a menudo insondable del anhelo. Este sentimiento puede ser poderoso y abrumador, como olas que nos arrastran hacia lo desconocido. Aunque el anhelo puede ser una fuerza motivadora, también corre el riesgo de sumergirnos en un estado de inacción, donde estamos tan enfocados en lo que nos falta que no vemos lo que ya tenemos o lo que podríamos alcanzar.
Intención (Fuego): La Llama de la Acción y Creación
La intención, por otro lado, está íntimamente ligada al elemento Fuego. Es la chispa que enciende la acción, la llama de la manifestación que surge de un deseo nacido de la inspiración y la voluntad. La intención es activa y dinámica; no es simplemente un deseo, sino un compromiso para moverse hacia ese deseo con propósito y dirección.
El Fuego simboliza la energía, la pasión y la transformación. En el contexto de la intención, representa la capacidad de convertir ideas y sueños en realidad a través de acciones concretas. A diferencia del anhelo, que a menudo nos mantiene atrapados en el deseo de lo que no tenemos, la intención es el poder de cambiar nuestra realidad, de tomar lo que tenemos y lo que somos, y moldearlo hacia lo que queremos ser o lograr.
Conclusión: De la Profundidad a la Llama
Mientras que el anhelo (Agua) puede sumergirnos en las profundidades de nuestras emociones y deseos más ocultos, la intención (Fuego) nos invita a emerger de esas aguas con un propósito claro y un plan de acción. Al reconocer nuestros anhelos pero elegir vivir con intención, movilizamos nuestra energía interna desde un estado de carencia hacia uno de creación y manifestación.
En última instancia, tanto el anhelo como la intención son partes cruciales de nuestra experiencia humana. El desafío y el arte de vivir radican en equilibrar estas energías: permitirnos sentir profundamente, pero también actuar con determinación y propósito.